Houston...tenemos un problema!!!!!
Comunicar, comunicar, comunicar, ésa es la cuestión.
Es imposible no comunicar, mientras se esté interactuando con seres vivos, estamos en plena comunicación. Aún estando solos frente a una planta estamos interactuando, y desde lo más profundo de la concepción de la palabra comunicación, NOS ESTAMOS COMUNICANDO.
Para demostrar esto último que acabamos de decir tenemos los trabajos del autor Masaru Emoto, quien realizó pruebas con cristales de Agua a los que les enviaban distintos mensajes, odio, amor, envidia etc.
Los resultados: Los cristales adoptaron diferentes tipos de formas en función del mensaje que le era enviado. Los cristales a los cuales se sometió a mensajes positivos adoptaron formas armónicas mientras que los cristales de agua que fueron sometidos a mensajes negativos presentaron formas realmente caóticas.
Las pruebas fueron concluyentes, aunque luego un ejército de científicos que no estaban de acuerdo intentaron de mil maneras refutar las pruebas del Sr. Emoto.
Por eso es que siempre estamos comunicando.
La apatía total no existe, al menos que usted esté muerto, y si usted está leyendo esto es porque obviamente aún posee vida, y mientras hay vida, hay posibilidades de cambiar, crecer, transformarse en una nueva y mejor persona.
Sin embargo hay que realizar una advertencia, las palabras y nuestra comunicación, pueden causar beneficios como pueden causar mucho dolor, inclusive la muerte, ahí radica la verdadera magia, en las palabras.
Pongamos un ejemplo, un niño compitió en una carrera y perdió, llegó por último. Ante esta situación hay muchos padres que pueden decir "bueno no te preocupes, ya vamos a encontrar algo que puedas hacer bien" o también podemos decir"sabes....los grandes campeones de carreras en todo el mundo han perdido sus primeras carreras, por eso ahora sí estoy seguro que has de ser un gran campeón...festejemos", cual te piensas que ha de ser la reacción del niño y sus consecuencias a un futuro. Por eso debemos de escuchar cuales son las palabras que salen de nuestra boca y si son para limitar o lastimar, mejor no decirlas.
Le Sorcier
Javier Bresler
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